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Preguntaron un día qué significaba Voltaire. Nadie lo sabía, pero hete aquí que un avispado con cara divertida dijo algo así como: veamos, es francés, volt puede ser girar y aire ya se sabe. ¡Ya está!… girar en el aire… ¡pájaro! Nos reímos pero yo me quedé pensando. Sabía que el seudónimo ofrecía varias explicaciones pero que Voltaire fue tratado como un terrible pájaro era verdad.
Fue filósofo, historiógrafo real, divulgador de las ideas de Newton y de Locke, colaborador en la Encyclopédie, escribió teatro, mantuvo correspondencia con la intelectualidad europea. Criticó y atacó toda mentalidad que surgiese del fanatismo, sobre todo si era político o religioso. Así escribió contra los fundamentalismos islámicos, judíos y cristianos, contra el absolutismo de la realeza, contra el maltrato a los esclavos y contra todas las ideas que no llevaran a la Ilustración.
La idea de progreso supuso un rompimiento absoluto con las concepciones tradicionales: para la antigüedad griega la historia era cíclica, para el cristianismo todo se convertía en una lucha interna, entre el bien y el mal. Voltaire luchó resueltamente contra el catolicismo por ser un protagonista claro de crueldad e intolerancia.
No me importa decir que nuestro hombre murió siendo una de las principales riquezas de Francia, y que esa fortuna fue conseguida con sus libros, pero también con medios no demasiado honestos. La libertad necesita de una suficiente base material. ¿A ver si lo de pájaro?…
Texto de Antonio Hurtado
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