El nombre de Murnau se asocia inmediatamante con el de Nosferatu.
El mismo director rodó en 1925 (tres años después de inaugurar el cine de vampiros) una historia sobre la hipocresía. Con el Tartufo de Molière como eje central, construye una ficción para desenmasacrar otra ficción.
Un grande del cine y un grande del teatro que en diferentes épocas sufrieron las mismas represalias por utilizar su genialidad para señalar a los eternos hipócritas.
Aquí puede verse el film y en este blog hay un buen comentario sobre las circunstancias en que se rodó.
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