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No quiero a los asesinos del tiempo

 

Antonio Hurtado

Antonio Hurtado es autor de los textos de «Tiempo, luego existo», nuestro calendario de 2015.

Ha dedicado su vida profesional a la enseñanza de la Filosofía y para nosotros ha sido un placer y un lujo contar con su colaboración. Por tanto, vaya por delante nuestro agradecimiento.

Antonio, tu reacción a nuestra propuesta fue «Un calendario de filosofía, ¿para qué?, si ni siquiera tiene reconocimiento en los planes de estudio». ¿Qué está pasando en la Enseñanza con esta materia?

Si pudiera contestar en plan «cara sorprendida por la pregunta» diría algo así como … «y yo que sé». No sabemos qué pasa de verdad con la economía, no sabemos qué pasa con la política, no sabemos qué pasa con la cultura. No sabemos de verdad cuántos defraudan. Bueno no saber «ná de ná», eso tampoco. Conocemos por ejemplo, los resultados del fútbol, los últimos avances en comunicación, el mundo de las divas y divos, los centenares de escándalos, y hasta cómo son las casas de aquellos que, por decirlo así, tienen buen gusto. Es curioso como en época de crisis hasta se ponen de moda las enseñanzas de los cocineros. ¿Qué está pasando con la filosofía?… No quiero dogmatizar pero parece que los conocimientos de lo que se denominaba cultura general no son productivos, ni entran en ningún tipo de currículo, ni sirven a corto plazo para producir. Incluso el terreno de la cultura general se liliputiza, se hace pequeñísimo. No interesa mirar hacia otros lugares. Ya no se enseña Historia del arte, Historia universal, Literatura universal. Eso es una ventana demasiado grande y lo único que puede producir es pulmonía. No pretendamos, entonces, que la filosofía «ayude» a la gente a entrar en los hospitales.

¿Qué aporta, o debería aportar, el conocimiento de la filosofía a los jóvenes estudiantes?

Una vez que se pierde el miedo a enfermar por entrar en contacto con la filosofía, se recogen varios beneficios. Me acuerdo de muchos, digo muchos, estudiantes que, al final, opinaban que todos deberían estudiarla. No hablo yo, exponen ellos cuando dicen «…me ha ayudado a conocerme,… ahora entiendo muchas cosas». Incluso un poco lo que sucede en este momento, «… estaba deseando que llegara esa clase porque es como una ventana al mundo,… al menos, comparando tantas teorías, empiezo a saber lo que es tener espíritu crítico,… se me han ocurrido ideas parecidas,…yo pensaba que era un rollo», etc., etc.

En tiempos de tribulación no hacer mudanza aconsejaba el sabio. Pero siempre es tiempo de revisar el amueblamiento de nuestras cabezas. A qué filósofos aconsejarías acudir hoy para encontrar claves que ayuden a interpretar los signos de estos tiempos.

Pues… pues…, pues no sé qué decirte; yo acudiría un poco a todos, incluso a los que no me gustan. Pienso que se deben exponer en el suelo de la calle para que el posible comprador los examine. Puede ser que incluso le lleguen a orientar varios filósofos, incluso muy diferentes e incluso opuestos. Eso es magnífico. Así empiezan a tener que elegir y a montarse su orientación propia. Y hago hincapié en la palabrita «orientación» porque pensar, como emocionarse o aceptar pulsiones son formas de ser humanos. Así nos alejamos, por ejemplo, de las polillas de la luz, que erre que erre van siempre a lo mismo. ¿O es que los planes de enseñanza quieren eso?

Como profesor, ¿qué te parece pretender que un calendario sirva, aunque modesto, como medio para divulgar ideas o conocimientos?

​Bien, después de la sorpresa porque dos personas quisieran divulgar filosofía, y música, y literatura y tantos íes más, me produjo una satisfacción grandísima y todo lo que lleve a ello merece la pena, penita, pena. Si es efectivo o no, desaparece de mi cuadro de valores, ni lo sé, ni me interesa.

Por favor, recomiéndanos algunas lecturas que abran el apetito filosófico.

​Muchos filósofos han sido también estupendos artífices de la palabra. La han pensado, la han cuidado, la han mimado como pocos. Y muchos escritores, que han hecho lo mismo también, son un medio excelente para iniciar el camino de pensar por uno mismo. En ese sentido me atrevería a señalar algunos libros, muchos de ellos archiconocidos:

Historia de la filosofía griega, I, y II  de Luciano di Crescenzo. El mundo de Sofía de Jostein Gaarder. Farenheit 451 de Ray Bradbury. Un mundo feliz de Aldous Huxley. Rebelión en la granja y 1984 de George Orwell. 2001: Una odisea espacial  de Arthur C. Clarke. Vida y destino de Vasili Grossman. Solaris y Diario de las estrellas de Stanislaw Lem.
Lecturas recomendadas por Antonio Hurtado
De los llamados filósofos, así como suena, podría empezarse por Ortega, que, dicho sea de paso, ha manejado el lenguaje tan acertadamente que, incluso, inventa términos de estricto carácter filosófico en castellano, lengua no muy usada en el desarrollo de ideas abstractas. Bueno, claro está, Platón y todos los demás…

En algunos de tus escritos para «Tiempo, luego existo», dialogas con los personajes. Si te tocara un viaje en la máquina del tiempo, ¿con que filósofo/a te echarías unos días de convivencia y charla?

​Por todos los dioses eso sí es difícil decidirlo. Por supuesto con muchísimos, pero no con todos. Pero esto último no me lo preguntáis. Entonces al toro, y por poner dos de distintas épocas me gustaría mucho conversar con Don José. Me refiero, claro está, a Don José Ortega y Gasset. Me gustaría saber qué pensaría hoy de la situación de nuestro país. Me pedís uno, pero me encantaría explorar el interior de Ockham. ¡Ese paso del Medioevo al Renacimiento, esa forma de enfrentarse con la doctrina establecida!…

La edad te otorga experiencia, y esto va de filosofía y calendarios. Así que la cuestión viene rodada: cual sería tu consejo para disfrutar del paso del tiempo y no vivirlo negativamente.

​Podría recordar aquí la utilidad de Internet, existen miles de páginas de cómo sacar provecho del tiempo, que resulta así una gran vaca a la que tenemos que saber ordeñar. No voy a ir yo por ahí…, mi escasa experiencia campesina me lo prohíbe.
Lo primero que me viene, así de sopetón, es que no lo matemos. No quiero a los asesinos del tiempo, me producen rabia y poca tolerancia. Para ellos todo tiene que ir más rápido, todo tiene que estar listo en «nada de tiempo», el coche debe tardar menos, el ordenador también. Para ellos tener tiempo huele al aroma desagradable y húmedo del aburrimiento. Tener tiempo, aunque no lo parezca, es enfrentarse con uno mismo y poder observar lo que le rodea. Por eso muchos sueñan con que la jubilación les dará tiempo y luego se preguntan para qué narices lo tienen, y es que tener tiempo es tenerse.

Bueno perdón por extenderme, pero es que le hacen a uno cada pregunta…


En nuestra edición, Antonio cuenta esto de sí mismo:
Estudió Filosofía, Arte, algo de Sociología e Historia de las religiones en Roma, Valencia y Sevilla. También en la calle.
Ha dado clases y conferencias en España, Colombia y Ecuador. Ha impartido clases en el colegio de los PP. Escolapios de Sevilla. Y después de sacar la Cátedra de Instituto, por suerte claro está, en Carmona, Coria, y en el magnífico Instituto Triana, el mejor de la calle San Jacinto.
Ha escrito libros de ensayo y de texto junto a entrañables amigos. Así, la Filosofía de 1o de bachillerato, la Ética, y la Historia de la filosofía de 2o. También Modelos de pensamiento, este sin nada que ver con la docencia.
Total, que en realidad tiene pocas cosas que interesen,a no ser algo de buena voluntad que, como el buen vino, no debe faltar nunca.

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