![Presentación «Al alimón» y «Maldito parné»](http://timesapiens.com/wp-content/uploads/Heriberto_Duverger-300x300.jpg)
Por HERIBERTO DUVERGER
Me han encomendado que abra este acontecimiento editorial al presente colectivo de amigos y colegas, que cada año y con igual motivo, asiste a la Calendariada para aportar su fe de alma, corazón y vida.
Desde hace algunos años y por estas fechas, una tarde celebramos la intensa romería de la cartulina, vestida y perfumada con las frescas tintas de varios colores y con un solo olor, para nosotros muy cercano, el de la impresión reciente. En comenzando, no vamos a pasar de puntillas por la final agonía del 2015, sin reparar en los 500 años cumplidos de la muerte en Venecia de Aldo Manuzio ocurrida en 1515. El Ancla y el Delfín eran el emblema que estampaba en la cubierta de los libros que producía. Este logo, signo y símbolo del tránsito del copista al editor, aparece en la carátula de la Hypnerotomachia Polifili (El combate del Amor en el sueño de Polifilo). Publicado en 1499, se considera el más bello libro ilustrado de todos los tiempos y es pieza clave de la colección aldina, que contiene los primeros libros modernos, impresa en Venecia bajo el lema Festina Lente.
Aprovechando los ecos sonoros de la introducción, quiero deciros que esta presentación editorial ha sido concebida como un capricho de sus editores, diseñadores y gente de letras, quienes rizando el rizo, han decidido invitarnos a Rimski Korsakov y a mi (parece que tuviéramos algo en común) para que a la distancia del tema, subrayemos la naturaleza rápida e intensa, que no sólo determina el capricho, sino que además es capaz de reunir a un ruso y un cubano aquí esta noche… ¡y después de todo lo que ha pasado!
Goya, Gaudí y Granados también hicieron nido en las ramas del capricho hispano. Pintura, arquitectura y música, cuya historia es unas veces la del capricho y otras ha sido El Capricho, como el de la duquesa de Osuna, quien aportó a la historia urbana madrileña el jardín romántico más importante de España: metáfora de sí mismo, habiendo sido bautizado como El Capricho.
El impulso caprichoso de este «Design Center» trianero, ha generado dos calendarios con un mismo concepto, Maldito parné y Al alimón. Diferentes maneras artísticas se pusieron en juego para lograrlos, uno de ellos responde al realismo clásico americano, en sus 12 folios «acomicados», y el otro, desigual en su genética, es hijo del realismo moderno europeo «ajaponado».
Y Time Sapiens, que todo lo «piens-sa», busca alcanzar el equilibrio entre una y otra serie de las que ha concebido. Recurre a los toros pero con un par… de toreros, que se asoman de par en par por los carteles mensuales de la fiesta hispana, o las hojas a dos caras impresas, que son reclamos del mes en curso. El enfrentamiento hombre bestia, implica la belleza de la muerte joven, el amor de los Dioses y la profundidad de la Elegía. Al alimón es un canto gráfico a la juventud de los toreros emparejados, (¿porqué no emparados?) con su historia en la espalda, en el dorso (dos’o). Teseo nos anunció este espectáculo, cuando salido del laberinto, se confinó en el coso y mató a la bestia. En el interior del círculo con su alfombra de albero, dentro del alma de la plaza con sol y sombra, las banderillas de tinieblas crean charcos de agonía. Consumando la teogonía coplera, en las maestranzas del calendario y en cada vez por mes, vestidos de luces fáusticas, centellantes pasean y hasta campean, los camborio, los sánchez mejías, los paquirris, los manoletes, los curros romeros y los tantos pares de otros.
Podríamos decir que en estos nuevos calendarios-libros de 2016, que abren el 4º lustro del XXI, se ha infiltrado una corriente vintage. Ahora, cuando al fin los teléfonos se liberaron de las paredes, remiramos con los ojos habituados un día tras otro al ojo del móvil, la increíble supervivencia de aquella edad radiofónica aún chapoteando en el plasma de nuestros televisores. Y nos fascina la copla, porque sus códigos son incombustibles, aunque ya no creemos –tal vez no creímos nunca– en el espacio de libertad donde conviven payos y gitanos en igualdad. En ese mundo bohemio, sencillo, rural, de hombres y mujeres que son captores o difusores ad infinitum de sus relaciones entre sí; la felicidad florece en amor y en desamor se amortigua. En ese mundo que nunca vivimos, sembramos nuestra nostalgia de oído. Cervantes lo disfruta en La Gitanilla describiendo (Ukiyo-e, dirían los japoneses en sus grabados), el mundo sutil que pasa, sin asiento, como la primavera. Escenario de las pasiones que se remansan en su propia naturaleza y en la belleza como un recurso abundante. Su hilo conductor es Preciosa, una cantaora, mujer tipo que ya desde 1613, se mueve con soltura entre payos y gitanos, hombres y mujeres, tristes y contentos, guardias y bandidos, mientras el moreno de verde luna, anda despacio y garboso.
Maldito parné y Al alimón sacan su fuerza creativa en este ambiente de la bohemia hispana donde a la vez que se sedentariza, la copla se vive como se canta, sin censura, entre adioses y bienvenidas, aunque la Zarzamora llore por los rincones y Preciosa aparezca tres siglos mas tarde tocando su luna de terciopelo, perseguida por el macho viento con su espada caliente. Junto al Guadalquivir de las estrellas, cualquiera pierde los dientes para un rosario de marfil. Y el sexo ocasionado se cobra, sólo con unos ojos verdes, bien dotados, llenos de aire verde, que te quiero verde, satisfecha, para que Francisco Alegre siga toreando y no merme el machismo de la raza calé. El Niño de Triana ha dispuesto que entre los meses de estos calendarios y a las cinco de la tarde llegarán al alimón, deslumbrantes los toreros de la Fiesta… y no habrá príncipes en Sevilla que comparárseles pueda.
Esta producción de Time Sapiens ha sido de un cierto modo consecuente con la fuerza telúrica del enclave trasguadalquivireño donde se asienta su estudio. Vibración de eternidad, alentada por la memoria colectiva que guarda la mayestática consigna «Triana, República Independiente» que, fuera de la sonrisa, nunca creó un contexto favorable a su realización, excepto en el subconsciente sevillano. Los genios del lugar han estarcido en estas obras para imprenta, el aroma del Olimpo trianero donde cantaores y toreros se desplazan entre acordes enlazados de guitarras que no cesan. Esta marginalia fronteriza, sobrada por la aristeia de su creatividad, ha convivido vecina en su lejanía, de la Roma andaluza que es Sevilla, su centralidad de referencia. Gitanos y toreros se apoderaron del Niño del Altozano, que los vertió en 36 poderosas imágenes, para sus dos personales series gráficas envueltas en calendarios. De esta Teogonía local, podrían salir los signos de un interminable «antrodíaco», posiblemente concebido al alimón coplero, opuesto en su indefinición al zodíaco conocido.
En ese mundo alternativo, el pueblo «probe» supo aliviar su sentimiento trágico de la vida española mucho antes, antes, durante y después de la guerra. La gráfica de Martín Moreno y Altozano acaricia y enaltece la mitología sonora y siempre recurrente, pero inalcanzable para el hombre común. Desde su página de enero, María de la O trianera pura, encarnando el poder del dinero (parné) declara orgullosa en el texto que le cubre la espalda: pa mi capricho monea. Las ediciones Time Sapiens, se adentran en este universo recuperando la carga de una cultura racial inextinguible, de una trianía con tronío. Posiblemente su territorio sea tan vasto porque el aire musical o la gangrena que ya viene de lejos, deforma los límites de su levedad sin ocultarnos que Sevilla es el omphalos de este territorio, con el Monte del Olvido que la atraviesa de parte a parte. Sólo para recibir cruces de amores idos, ese monte recibe un blanco muro de España, barrera infranqueable que contiene a los negros toros de pena.
El Homero de esta epopeya andaluza –todavía– en curso, es un poeta mayor, porque de estas cosas sólo saben mujeres y poetas como dice una vieja canción cubana, producto de nuestra copla-bohemia. Federico García Lorca, juglar y mártir de la homofobia, instalado en la inmortalidad de esta ficción compartida con sus asesinos, proyecta en cada poema suyo además, un canto literario. Sus «cantadores» y sus «toreadores» conforman el gran coro de solistas, que como en la Tragedia lo autentiza en su potencia. Al final, Time Sapiens ha incorporado a estas voces las de Isabel y Roberto, disciplinadamente educadas. El equipo emergente de Martín Moreno y Altozano, los que esta vez son Ángel, Rafael y Nicolás, también han juntado sus timbres y buenas artes, sin disonancias ni triquiñuelas. Todos ellos han montado este divertimento –en el que también estoy tangencialmente enrolado– haciéndole un corte de Masga al Barça. Felicidades porque tanta armonía, significa que lo han logrado y a vosotros también porque constituís el auditorio más agradecido. Muchas gracias por habernos arropado esta noche de estreno, noche otoñal de Capricho en la Calendariada 2015. Gracias.
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